No os dejéis engañar; las malas compañías corrompen las buenas costumbres.
(BTX 4 Ed.)
Según el diccionario, una costumbre es un hábito adquirido por la práctica frecuente de una acción. En palabras del filósofo David Hume, la costumbre, como parte de la cultura de una sociedad, se ha convertido en la gran guía de la humanidad. Existen buenas y malas costumbres; de hacer la diferencia entre ambas se encargan la moral, los códigos, las leyes, la religión, la filosofía, etc.
«Las buenas costumbres se conforman unas con otras, y por eso duran«, sentenció Séneca. Las malas costumbres también son duraderas, porque además contagian a las buenas y las dañan. Es por eso que tenemos que saber elegir las personas con las que nos relacionamos. Recordemos el refrán popular que dice: «dime con quién andas y te diré quién eres«; porque los seres humanos somos influenciables, somos como una esponja que absorbe el líquido a su alrededor.
Nuestro comportamiento pondrá de manifiesto si nuestras costumbres son buenas o malas, porque después de todo «pensamos según nuestra naturaleza, hablamos conforme a las reglas y obramos de acuerdo con la costumbre» (Francis Bacon). Es importante aprender las costumbres piadosas expresadas en las Sagradas Escrituras a fin de mantener una vida y un testimonio intachables.
Por esta razón, a pesar de que en la Biblia leemos que «mejores son dos que uno«, según el sabio Salomón (Eclesiastés 4:9, RVR), obviamente, es mejor siempre que el compañero o la compañera esté para ayudar, si es necesario, y para compartir pensamientos, sentimientos y estilo de vida. En caso contrario «es mejor estar solo que mal acompañado«. Por esto, el mismo Salomón dijo: «Más vale vivir en un rincón de la azotea, que en casa espaciosa con mujer rencillosa» (Proverbios 21:8). Por otro lado, se nos advierte en el mismo libro:
«No hagas amistad con el hombre iracundo,
Ni te hagas acompañar del hombre violento,
No sea que te acostumbres a sus caminos,
Y pongas lazo a tu propia alma
(Proverbios 22,24-25)
Después de todo, «las malas compañías corrompen las buenas costumbres«.
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